esencia

Asfixiada y con desventajas, pero el sol, el cielo, el río y aún el mar, son abrigo. No comprendo porque, somos novatos en este escalón, si el de ayer lo saltábamos tan bien, quizás lo que saltamos fue lo que nos hará crecer. Dónde enseñan a crecer? si el cuatro de copas pierde el juego igual, valdrá la pena? sin sentido o con, hay que buscar, hay que salir a golpear puertas. La complicidad es cada vez mayor cuando el olor a recuerdo se esparce de los poros de las paredes mojadas de humedad de los años de las cuales nunca pudiste escapar, y proyectas el muro de tu frasco de mujer, puñaladas de pintura aniñada, de un dibujo de nadie, desbordan de tus fuertes manos con el mismo desenfreno con el que queres vivir y embellecer sin envejecer, escapando de todas las siluetas de aquellas manchas incómodas, detestadas y hasta odiadas. Me salvarán, mi abrigo me salvará, viviré y la luna va a cantar canciones que imaginé desde antes, los árboles se mecerán, las hojas, con el viento irán, y allí estaremos, portavoces del deseo, inútiles que no hacen falta entre esas cuatro paredes que envejecen así, como no quiero hacerlo, el atardecer será noche, y el mediodía una tarde de voces lejanas del mundo exterior. Pero yo sé, yo sé que aun te veo en el bosque joven recolectando las flores de cada historia, de muñecas que ya devienen en instrumentos, de tus pechos convertidos en dulces melodías y tus historias en improvisaciones tan únicas que te dicen que algo, siempre cambia. Pero ya no, ahora podes seguir tal cual estas, volando por ahí, entre la levedad de los sonidos del viento, entre la música que emite el mar que no se corrió aún de lugar, al fin el sol te quemará y lo sentirás, tanto que no sentirás la asfixia ya. Y así tendrá, la vida que usted quiera.